jueves, 17 de septiembre de 2015

Volver a ser un niño

Dicen que la esencia de la vida son esos pequeños detalles que nos hacen un poco más felices, pero que muchas veces nos perdemos porque vamos corriendo a todos los sitios.
Ayer mi hija pequeña ( 3 años) me dio sin querer una de esas lecciones que te hacen pararte y pensar durante un segundo y disfrutar del momento.
Íbamos por la calle hablando sobre el cole y como había pasado el día, cuando grito:
-¡ Mamá mira el cielo! ¡Parece el Mar!  ¡ Haz una foto!
Así que saque el móvil para hacer una foto y darme cuenta que había un cielo empedrado precioso.
Y tenía toda la razón a pesar de vivir en la meseta, el cielo parecía el mar.

Después de hacer las fotos y comprobar que habían quedado bien, mi hija me dijo:
-¡Venga mamá vamos a saltar olas!
Casi tenía el NO en la boca, pero la vi tan emocionada que sólo pude decir:
-¡Dame la mano y enséñame a saltar olas!
Y os aseguro que fue un momento precioso, como lo hacemos en la playa, contando hasta tres, saltando, riendo, pero sin olas. Me lo pasé genial. Volví a ser una niña durante unos minutos.
 No sé si nos miraba la gente, pero me dio igual.
Seguro que estaréis pensando que es una historia moña, ñoña o tonta, pero no sé si os pasa a vosotros, pero creo que demasiadas veces digo que NO a mis hijos y muchas veces es porque voy corriendo a todos los sitios, cuando no es una actividad , es un recado, la compra, tender la lavadora o preparar la cena. Y a veces conviene y es necesario pararse a ver el cielo,una flor, un músico callejero o saltar olas sin estar en la playa.
Así que sólo puedo dar las gracias a mi hija,por ver otra vez durante un ratito las cosas con los ojos de una niña de tres años o como decían los secretos " Volver a ser un niño"
No sé si volveremos a saltar olas, pero creo que a partir de ahora antes de decir NO e ir corriendo a todos los sitios, intentaré ver las cosas con la mirada de un niño. Y también me he dado cuenta que cuando tenemos más de un hijo, sin querer al pequeño le hacemos mayor muy rápido.
 Y es que ya lo decía un sabio: "La niñez es un estado de conciencia que termina el día, en el que un charco de agua es percibido como un obstáculo y no como una oportunidad"

5 comentarios:

  1. ¡ Qué bonito Chus ! Y cuánta razón tienes. Si los mayores les hiciéramos más caso a nuestros pequeños y mirásemos las cosas con sus ojos y no con nuestras prisas, qué diferente sería este mundo.
    Me ha encantado y soy fan de esa niña que salta olas en el cielo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡¡¡Me lo pasé como una enana!!! Toda la razón, tenemos que hacer más caso a los pequeños.Yo por lo menos lo voy a intentar. Ya te presentaré a la salta olas!

      Eliminar
  2. Me ha encantado tu escrito!! Ayer dije demasiados NOs... y llevo toda la mañana torturándome en lugar de pensar en que hoy tendré ocasión de hacer las cosas diferente y perdonarme de una vez, como seguramente ya han hecho mis hijos.
    :-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡¡Seguro que sí! De vez en cuando hay que pararse y disfrutar. Otras veces no queda más remedio que ir corriendo. Lo realmente difícil es buscar el equilibrio!!!

      Eliminar
  3. Preciosa la entrada. Creo que los hijos pueden sacar el niño que llevamos dentro y eso es muy bonito. Yo soy patológicamente introvertido, pero ahora me ves bailando o dando saltos como un loco por ahí porque mi peke se lo pasa bomba y su sonrisa contagia... y eso que sólo tiene 10 meses. Con respecto a las prisas y demás... a los pocos meses de nacer ya me fue dejando claro que tenía que cambiar el chip... hace tiempo que escribí sobre eso y sigo pensando lo mismo: http://kcy.me/2a0qm Por cierto, si no lo conoces... te recomiendo leer algo sobre mindfulness.

    ResponderEliminar